El ‘Brexit’ se presenta como una auténtica bomba de relojería para las bodegas españolas. La moneda británica ha sufrido un desplome del 12% y se ha situado en niveles de 1985. Los analistas económicos prevén que la libra podría llegar a perder en las próximas semanas entre el 15% y el 20% de su valor.
Este hecho encarecerá las exportaciones españolas al Reino Unido, que ascendieron en 2015 a 18.231 millones, con un superávit en la balanza comercial positiva de 5.647 millones de euros. Sin duda, el sector vitivinícola se verá muy afectado, ya que las compras para los británicos se encarecerán en la misma proporción que se devaluará su moneda. Si, por ejemplo, la cotización de la libra descendiera un 20%, el precio del vino español se encarecería en la misma medida, lo que, presumiblemente, reduciría los intercambios comerciales o bien obligaría a bajar los precios en origen para seguir siendo competitivos. Otra opción podría consistir en abrir el mercado británico a regiones con vinos más económicos, lo que podría enjugar la, aparentemente, inevitable depreciación monetaria.
Al margen de la devaluación de la libra y de la previsible inflación que deberá soportar el Reino Unido, habría que atender al resultado de las negociaciones entre ambas partes sobre la futura relación comercial que mantendrán. Este aspecto afectará sensiblemente al precio del vino exportado. Un acuerdo de libre circulación de bienes y mercancías permitiría mantener los intercambios de modo similar a como se realizan en la actualidad (al margen del encarecimiento inevitable por la depreciación de la divisa ya comentada), pero, por el contrario, el desacuerdo o la ruptura de las conversaciones se podría traducir en la exigencia de un control aduanero de productos y en el cumplimiento de unas reglas de origen, que dispararía el precio final del vino para los británicos.
Fuente: @revistaenologos