En la actualidad cada vez es más frecuente encontrarnos con bodegas que ya cuentan con drones a la hora de controlar sus viñedos. Estos permiten realizar vendimias más selectivas gracias a la aplicación de un mapa de vigorque analiza las diferentes calidades del grano y su estado de maduración.
Durante una semana el dron es capaz de recorrer más de 612 hectáreas de viñedo propiode la bodega para tomar fotografías de las hojas de la vid y elaborar así un mapa cromático con el que un equipo de enólogos y técnicos pueden medir, en el inicio de esta vendimia, el grado de concentración y calidad de la uva.
Este mapa de vigor, que diferencia entre tonalidades de verde imperceptibles por el ojo humano, aporta pistas sobre la fortaleza de la planta, la cantidad de agua y su capacidad de producción, parámetros que se traducen, después del proceso de elaboración, en la calidad del vino.
Las fotografías permiten ver el resultado del proceso de vegetación de la planta en cada una de sus catorce variedades procedentes de siete zonas diferentes del Somontano, con lo que podemos comprobar si esta ha trabajado para un número mayor de frutos, lo que daría una uva de menor concentración y calidad. Esto permite escoger, con mayor rigor, el destino de cada uno de los granos de uva, dirigir la elaboración y obtener vinos muy diferenciados cualitativamente con el objetivo de ofrecer un producto más acertado en función de los gustos y preferencias de los consumidores.